martes, 17 de abril de 2012
El tiempo
El tiempo
El tiempo trasvasa el silencio a pozos de desmemoria.
Estoy acostumbrada a vivir el silencio de las palabras no formuladas.
Interiorizo.
Escribir no es liberarlas, pero sí expandir el alma contenida en la zozobra oculta de toa una vida, transitada y tránsida.
Las horas corren el instante que acerca a la finitud.
No hay camino.
En la materia que me contiene, un cerebro neuronal traza episodios magnificados, por bien o por mal.
Hemos venido a platicar y a hacernos inventores, cuando, destapando, descubrimos velos de algo visible para los ojos que miran desde dentro, sin prefigurar una realidad, dibujada con cánones grupales, de pertenencia y ausencia.
Nuestro hábitat, entre paredes y asfalto, mira lo natural, sin saber que en el real entorno de la tierra y el aire no estamos dotados para otra supervivencia que la que el entorno social nos proporciona.
Heredamos y transmitimos códigos de convivencia limitados a los roles que debemos ocupar.
Hay quien se salta las reglas de universalidad.
Ocurre porque nunca tuvo los límites de esclavo que a otros nos hacen labrar, tatuados desde una infancia carente de libertad, idealizada desde falsa felicidad, ya que otros toman decisiones que acotan.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario