jueves, 3 de mayo de 2012

La mujer rota


La mujer rota no tiene cicatrices en la piel, las lleva en el alma.
Se somete a tacones de aguja y cirugías plásticas en el pensamiento y en el aspecto.
Olvida quien es en realidad.
Muchas veces casta de una selecta raza que domina y tiene poder.
Maquilla sus ideas con fuego, dejándolas tatuadas en su piel.
Olvida que voló libre siendo una niña, pero que aprendió a dejar emociones y empatías en el camino, porque con ese lastre debería descabalgarse de su rol.
Consiente la vejación del macho dominante y carga contra el débil para sentirse implacable y fuerte.
Ella toma puesto de poder en lo externo, porque fue educada para mandar, no para obedecer.
Su papel en el mundo es de colaboracionista con un sistema injusto.
Reproduce en su descendencia, sus genes selectos porque procede de las damas que antaño fueron jolgorio de los que expoliaron.
Con su belleza heredada no ha de escalar lo que de cuna alcanza, pero si mantener esa pose de la mejor, como buena hembra alfa.
Aunque su sitio es el dos, luce como luna que refleja el sol, haciendo modelo para las aspirantes a ese trono en que las muñecas de porcelana se rompen.
Es la primera dama.
Es la que manda.
Dejó su alma dentro de una caja de música que depositó en lo más profundo de un océano que no admite lágrimas, sino osadía.
Ella pone las reglas que cercenan a otras que la buscan en el espejo de su identidad.
Ella desprecia lo inferior, creyéndose superior.
Ella nunca respetará la vida solidaria.

1 comentario:

  1. hola Anna,
    te vi en PH. Has dejado un mensaje para nosotras que puede servir de reflexión.

    un abrazo fuerte^^

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